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Efecto botella de Coca-Cola: ¡En casa se pone peor!

El Trastorno de Evitación de la Demanda (TED o PDA, en inglés) es un perfil dentro del espectro autista.


Los niños que tienen esta condición están tomados por la ansiedad de mantener el control y evitar las demandas y expectativas del mundo cotidiano. Las actividades diarias del cole se ven como montañas altísimas, imposibles de escalar. Los adultos a cargo comúnmente pueden confundirlo con un trastorno oposicionista, conductas desafiantes, mal comportamiento, etc.


En el caso del ámbito escolar, la dificultad de no poder identificar lo que sucede durante tantas horas in situ lleva a que los chicos – y sus familias- intenten enmascarar esa llamada vagancia, disrupción, falta de compromiso (y otros prejuicios) para que así quienes tienen TED se ‘parezcan’ a los demás. Esto favorece el efecto botella de Coca-Cola: Cuánto más se busca neutralizar y reprimir los síntomas para disimularlos en contextos de exigencia y demanda, más se agita la botella y la espuma ha de explotar al desenroscar la tapita -habitualmente en el hogar, el cual suele ser el lugar seguro del niño.


Estos desbordes no hacen más que acrecentar la angustia del chico que se contuvo durante al menos 5 horas en el cole, y al llegar a casa y ver el disgusto de su entorno familiar por sus explosiones confirman su teoría: no alcanzan a satisfacer este mundo que lo rodea, y así se retroalimenta el círculo negativo.


Como adultos tenemos derecho a no ser expertos y desconocer muchas situaciones que suceden con nuestros menores (hijos, alumnos, sobrinos), pero es importante preguntarnos con curiosidad y no con fastidio ‘¿Por qué hace ésto?’. Comencemos por no diagnosticar o minimizar actitudes que denotan angustia y afectan toda la dinámica del peque con su mundo. Si estamos atentos, podemos reducir la cantidad de veces que la botella se agita, o al menos acompañar a que baje la espuma.




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