Hoy se juega un clásico del rugby aquí en Edimburgo: Escocia-Inglaterra.
Al menos para el primero, diría que se trata màs de la rivalidad entre ambas Naciones que la pasión por ese deporte en sì. Lo cierto es que se trata del primer partido luego de la puesta en marcha formal del Brexit, situaciòn que los enfrenta en gran medida.
A mi lado, un pequeñín pregunta a su papá mientras éste trata de hablar con quien debe ser su madre "¿Puedo comprar una bandera?" Pero... ¿Cuál, nene? ¿Cuál es el sentido de pertenencia con la bandera del propio país y con la "otra", la Union Jack?
De una u otra manera, se ve a la gente compartir el mismo medio de transporte hasta el estadio y sentarse juntos en la mesa de los pubs. ¿Son amigos? No creo, pero entran en un mismo esquema y conviven. Están tan cerca y tan lejos a la vez.
Hace un rato alguien me preguntaba a quién iba a apoyar durante el partido. Y me hizo pensar: uno es el país que me trata casi como una màs hace casi dos años; el otro, suena tan lindo que deberìa ser el Inglès que todos los extranjeros aprendiéramos y por el que siempre quise venir para estos lados. Pero en el fondo, pienso en un Argentina - Brasil en el Monumental y eso se siente como todo lo que está bien. Y a mi papá le pediría sin dudar la bandera celeste y blanca, con un solcito en el medio.
Aunque él, sólo para molestarme como hacía siempre, me hubiese comprado la de Boca.
Comments