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Solo sé que no sé nada

La semana pasada comenzó desafiante: marinovio con covid y reorganización familiar. Por mi parte continué con trabajo, entrenamiento y cocina. Luego de mi test rápido de antígenos negativo, me jacté de ser lo suficientemente fuerte, capaz de cargarme la casa y la flia al hombro (?).


Siguiendo el protocolo, solicité la pcr por correo -mi agenda me impedía acercarme hasta el centro de testeo. Al llegar el kit, realicé la prueba y la despaché en el buzón frente a mi casa -si, acá siguen activos. Just in case, cancelé la cena laboral de ese día porque debía aislarme, aunque lamenté ausentarme por una mera formalidad hasta recibir el resultado que certificara (al menos) mi salud física .


Harry Potter dice que 𝑛𝑜 𝘩𝑎𝑦 𝑐𝑜𝑟𝑟𝑒𝑜 𝑙𝑜𝑠 𝑑𝑜𝑚𝑖𝑛𝑔𝑜𝑠, pero si los electrónicos: el NHS me confirmó ayer mi positivo, probablemente con el virus a cuestas desde hacía algunos días ya.


Horas después experimenté dolor la garganta, tos y cansancio. ¿Acaso 𝑖𝑔𝑛𝑜𝑟𝑎𝑟 la situación me hacía más dichosa?


Dentro de nuestra economía psicológica, tendemos a comportarnos de una manera que nos predispone a buscar o evitar información clave para confirmar creencias previas. Por ejemplo, las personas podemos ser irrealmente optimistas evitando señales tan obvias como banderas rojas. En mi caso: estaba contagiada pero elegí desestimar los síntomas y responder funcionalmente.

No intento abrir aquí el debate de si las dos dosis de la vacuna atenuaron la intensidad de los síntomas -aunque opino que si.


En un nivel más amplio de las cosas, quiero invitarnos a confirmar que el 𝑠𝑎𝑏𝑒𝑟 da mil veces más de poder que el 𝑠𝑖𝑙𝑒𝑛𝑐𝑖𝑜, el 𝑠𝑒𝑐𝑟𝑒𝑡𝑜 o la 𝑖𝑔𝑛𝑜𝑟𝑎𝑛𝑐𝑖𝑎.Sepamos y decidamos conscientes, con errores, con miedo, pero sepamos. Así 𝑐𝑜𝑛𝑡𝑎𝑔𝑖𝑎𝑚𝑜𝑠 menos.


‘𝐿𝑎 𝑣𝑒𝑟𝑑𝑎𝑑𝑒𝑟𝑎 𝑖𝑔𝑛𝑜𝑟𝑎𝑛𝑐𝑖𝑎 𝑛𝑜 𝑒𝑠 𝑙𝑎 𝑎𝑢𝑠𝑒𝑛𝑐𝑖𝑎 𝑑𝑒 𝑐𝑜𝑛𝑜𝑐𝑖𝑚𝑖𝑒𝑛𝑡𝑜, 𝑠𝑖𝑛𝑜 𝑙𝑎 𝑛𝑒𝑔𝑎𝑡𝑖𝑣𝑎 𝑎 𝑎𝑑𝑞𝑢𝑖𝑟𝑖𝑟𝑙𝑜’ -𝐾𝑎𝑟𝑙 𝑃𝑜𝑝𝑝𝑒𝑟




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