A pesar de ser usados conjuntamente, la cuarentena y el aislamiento tienen propósitos diferentes: mientras que la cuarentena aplica para personas actualmente sanas a quienes en ese tiempo se les evalúa si han desarrollado la enfermedad, el aislamiento debe ser realizado por la gente que ya tiene el virus y así limitar el contagio.
El aislamiento puede generar algunos síntomas negativos tales como el estrés postraumático, enojo y confusión. Los estresores que colaboran con la aparición de ellos están relacionados con el aburrimiento, ver disminuídas las propias finanzas, la desinformación y la escasez de suministros.
Es importante poder actuar a tiempo para que la consciencia social sirva para preservarnos y no para desesperarnos: entre las opciones que tenemos para aliviarnos están las sugerencias de la OMS, intentar poner en práctica la técnica Apple y ante cualquier duda, realizar una consulta online con un profesional de la salud.
Tenés derecho a sentirte mal por lo que sabés que hace bien. Guardate vos. No lo que sentís.
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