"𝐸𝑠 𝑙𝑎 𝑣𝑒𝑙𝑜𝑐𝑖𝑑𝑎𝑑 𝑖𝑛𝑓𝑒𝑟𝑛𝑎𝑙 𝑑𝑒 𝑙𝑎 𝑑𝑒𝑠𝑔𝑟𝑎𝑐𝑖𝑎, 𝑞𝑢𝑒 𝑎𝑐𝑒𝑐𝘩𝑎 𝑐𝑜𝑚𝑜 𝑢𝑛 á𝑔𝑢𝑖𝑙𝑎 𝑒𝑛 𝑙𝑎 𝑛𝑜𝑐𝘩𝑒, 𝑙𝑎 𝑞𝑢𝑒 𝑠𝑖𝑔𝑢𝑒 𝑎𝑙𝑙í 𝑒𝑠𝑐𝑜𝑛𝑑𝑖𝑑𝑎 𝑝𝑎𝑟𝑎 𝑞𝑢𝑖𝑡𝑎𝑟𝑛𝑜𝑠 𝑡𝑜𝑑𝑜 (...)"
Anoche escuché a Casciari relatarlo y hoy volví a leer 𝐹𝑖𝑛𝑙𝑎𝑛𝑑𝑖𝑎. Ayer esa cita me resonó como un portazo. Esta mañana algunas de las palabras que recordaba de esa frase -incompleta en mi cabeza- retumbaban al chocarse en la ausencia de las que se me habían olvidado. Así que volví a leerla detenidamente, tratando de retenerla y unir el sentido otra vez.
Desgracia… ¿Qué es? Creo yo que supera ampliamente la falta de gracia, ojalá fuera solo eso. Y lo feo que me pasa a mi puede ser algo lindo que te pasa a vos. En cuestión de segundos, lo lindo que 𝑒𝑟𝑎 puede ser lo peor que jamás hubiera imaginado. Pero 𝑒𝑠, y bien real. ¿De verdad tiene una velocidad infernal? Maybe al contrario, quizás se tome el tiempo que necesite. Para qué apurar el paso si total… juega con las cartas marcaditas.
En nuestras vidas hay un antes 𝑑𝑒 que todos tenemos, que nos marca la línea de llegada a un después 𝑑𝑒 que preferiríamos arrancar de raíz. En algunos casos, a esa línea la podemos ver acercándose y le tememos desde la distancia; en otras, nos damos cuenta después de haberla cruzado, agotados y sin resto para elaborarlo. Allí la frustración es peor.
El impulso de retornar a esa marca y mirarnos antes de ella es inevitable, pero ya somos otros mirando lo que éramos, jamás podríamos volver a ser nosotros previos a ese momento.
𝐹𝑢𝑒 𝑢𝑛𝑎 𝑑𝑒𝑠𝑔𝑟𝑎𝑐𝑖𝑎 𝑐𝑜𝑛 𝑠𝑢𝑒𝑟𝑡𝑒. Mmm… Las desgracias nunca traen suerte en el anexo. Pero siempre podemos repensarnos y que ello no sea nuestra carta de presentación ante el mundo. Porque ese águila no nos ha arrebatado todo, y podemos transformar esa falta en el mejor motor de búsqueda que hayamos tenido a partir de ese instante eterno.
Comments