Esta semana pude comprobar que estan acá (insertar foto señalando la cabeza). Hay muchas más opciones que playa o montaña y redundo al decir que la sensación de oasis se puede dar en cualquier rincón.
Luego del calorcito de la playa postuguesa -que padecimos bastante, he de confesar- volamos a Inglaterra, que es el mismo país que Escocia, pero no es el mismo país 😊 El recreo aún no se había terminado, así que decidimos dejarnos sorprender por una city vibrante. Allí recorrimos la ruta de Banksy, el grafitero famoso sin identidad pública cuyo arte nació en Bristol – aunque algunos disidentes decían que era el de Art attack.
En el check-in del hotel nos recepcionó una hondureña felíz de que en octubre visitaría su país desde su emigración. Más tarde el pub nos recordó que el costo de vida y salarios de England no son los mismos que en Escocia ☹ Como les decía, es el mismo país, pero no es.
A la mañana siguiente caminando hacia uno de los miles murales marcados en el mapa vimos escapar a un internado del hospital; pasó corriendo a nuestro lado con bata flameante y mano derecha vendada en forma exagerada cual chupetín gigante, como en un episodio de Tom & Jerry. Miraba para atrás para ver si la alarma que sonaba del hospi lo denunciaba y venían tras él, pero probablemente nadie lo había descubierto aún – o era muy temprano para persecuciones, who knows.
Continuamos estimulando la vista con arte -callejero y de galería- durante todo el día y como cierre, pic-niqueamos sushi en el parque de la Universidad. Apenas masticado el primer roll, un zorrito apareció en escena y nos rodeó una y otra vez tentado por los olores de nuestro banquete. Aunque respondía al ‘no’ reiterado y firme como el de un umpire indicando un pique fuera de la línea, por momentos me alejé atemorizada de que su hambre dominara su instinto y al estar tan cerca nos atacara. En un ensayo de refuerzo positivo -y de doble mensaje también-, al retiranos le dejamos un puñado de frutos secos de los que Juli carga en su mochi, siempre.
Cómo verán, pasó de todo un poco y no pasó nada. Sin embargo, el cómo percibimos eso que experimentamos por fuera de nuestra cotidianeidad es crucial para hacer el reseteo y darnos por descansados. En la playa, montaña, con o sin presupuesto: lo diferente airea y hay que capitalizarlo.
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