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Dígame

Cuando hacemos un tratamiento psicológico, hay un momento en el que empezamos a pensar que ese espacio tal como lo comenzamos, ya no podemos sostenerlo. Algunos motivos pueden ser:

- económicos

- porque consideramos que se ha cumplido un ciclo

- porque tomamos una decisión que sentimos contraria a lo trabajado en terapia y nos avergüenza enfrentarlo

- porque nos parece sencillamente que ya no lo necesitamos.

Es entonces que algunos pacientes optan por no decir nada y dar por terminado el espacio de una sesiòn a otra. Sin embargo, en cualquiera de estos casos y todos aquellos que no hayamos aquí incluído, siempre la mejor opción es conversarlo con el profesional. Se Puede utilizar esa charla para puntuar aquello que se presenta como una limitante y ver si se pueden encontrar alternativas, o al menos para dar un cierre que permita delinear cuestiones pendientes pero también destacar los logros que se han obtenido y reforzado mientras el tratamiento tuvo lugar. Las resistencias que allí se presentan, son una pequeña muestra de las dificultades que inconscientemente generamos ante el proceso de cambio que la terapia implica.

Mejor, es decir.





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