¿Qué es el tiempo? ¿De qué color, y de qué material? ¿Cómo huele, qué talle usa?
Mi cabeza está tan llena de horas, minutos, segundos y fechas… Con el amontonamiento allí adentro seguramente deben chocarse fuerte y hacer ruido, porque en la quietud de la madrugada me despierto como si mis ojos tuvieran resortes.
Me despierto pensando si el silencio que me rodea es señal de que todos se han levantado y arrancaron con sus actividades, y la única que se quedó dormida fui yo. Y falté a las reuniones, a las citas pautadas, a la angustia de la gente que tenía que ver hoy y yo ahí, con mi pijama rayadito, en la comodidad de mi cama fallando a quienes me esperan del otro lado del Zoom.
Entonces miro el teléfono, porque tiene la hora, obvio. Y confirmo que nada de lo que me sobresaltó sucedió. Nadie comenzó todavía con su día, ni yo, que ni siquiera se con certeza si estoy despierta.
Aún queda un rato hasta el inicio, pero no cuento ovejas sino que hago un careo conmigo misma acerca del tiempo que me falta para no tener tiempo.
Mi ansiedad, mi hada madrina.
Fuente: Psiquepedia

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