Miro por la ventana y veo una niñita de unos 4 años cruzar sola la calle. Las chances de que en un barrio de Edimburgo pase un auto a las 9am del domingo de Pascuas son mínimas, y parece que su cuerpo lo sabe. Su madre camina muy lento detrás de ella. Más tarde las volví a encontrar en el parque haciendo la búsqueda del tesoro Pascual. Entonces lloraba a upa de su padre.
Cuando el pequeño logra dar sus primeros pasos, no sabe que está frente a uno de los grandes actos de independencia que marcarán su vida. El adolescente promedio en cambio, difícilmente disfrute de ese gran acto de bienestar que implica salir a dar una vuelta y finalmente ya como adultos, solemos hacer un gran esfuerzo para lograr encontrar un momento de caminata libre de destinos o de mandados que la guíen.
Además de colaborar con nuestra salud física y mental, otros beneficios de caminar son:
Disminuye el nivel de las hormonas implicadas en la respuesta de stress como el cortisol
Favorece el crecimiento de nuevas neuronas, ayudando a sentirnos de buen humor
Incrementa los niveles de energía un 20% y disminuye la sensación de fatiga un 65%
Mejora nuestra memoria y atención también un 20%
La postura perfecta:
Espalda derecha
Mirada proyectada 6 metros hacia adelante
Mentón paralelo al suelo
Hombros relajados
Panza y cola ligeramente contraídas para dar soporte a los músculos involucrados en esa zona
Mi caminata diaria está hecha, pero al domingo se le agrega una medida extra de ejercicio: Johnnie Walker etiqueta verde ven a mí.
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