Venís regulando la poca batería del celular que el iconito rojo indica en un 5% y te notifica con sonidos que ya se acaba- en ese momento te das cuenta que necesitás el GPS para ver dónde estás, lo abrís y… chau, se apagó.
Así se manifiesta el stress.
Hay una alarma que indica atención, una resistencia que se debilita y finalmente un agotamiento que te apaga con la aparición de síntomas físicos. Estos pueden ser tan variados y únicos como las huellas digitales.
Y te preguntás, pero ¿Por qué en este momento de mi vida?
Te conocés y sabés que tu potencia alcanza para determinadas funciones, pero o bien puede ser que se agreguen otras y por eso te descargues más rápido, o que el uso sostenido vaya desgastando la vida útil de esa batería aunque las funciones sean las mismas.
En ambos casos percibís tu resistencia amenazada y realizás un cambio de conducta que no siempre es positiva ni compensa: más aislamiento, más comida, más bebida, más redes sociales indiscriminadas. El más no sustituye el menos de tu % de energía, al contrario. Y los síntomas que aparecen dando información en un primer momento, lenta (o rápidamente) se pueden transformar en una enfermedad.
Notá tus signos de stress, apropiátelos y hacé algo con ellos.
Hacer, reservando una consulta médica y/o psicológica y/o filosófica. ¿Dónde encontramos un filósofo ahora? En cada uno de nosotros. Ante la aparición de la alarma debemos reconsiderar la manera en que nos impactan las situaciones del día a día, y proceder un poquito diferente para aliviarnos.
Y pedir ayuda, siempre.
El Dr Lopez Rosetti lo explica perfecto aquí: https://youtu.be/Vg5sfCX8B8I
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